martes, 14 de abril de 2009

Cuando menos te lo esperas la vida te da una sorpresa...


Ayer fue un gran día. Salió el sol después de varios días grises y desconcertantes. Fue un día muy largo porque comenzó a las doce de la noche cuando alguien consiguió sacarme de casa después de mucho tiempo sin tener ganas de hacerlo, y eso estuvo muy bien, y me lo pasé mejor que bien.

Estos días han sido de reencuentros y descubrimientos. Reencuentros con amigos olvidados y descubrimientos de aquellos a los que no había sabido ver, aunque también tuve mi parte de descubrimiento desagradable, pero… a fer la mà la bicicleta, que la Madre Teresa de Calcuta ha decidido tomarse unas vacaciones, que ya está bien de estar pendiente de todos, que luego me acaban llamando pesada, encima, es que…

Ayer por fin pude tomar un poco el sol y ponerme bikini, en el que, por cierto, casi no quepo. Tengo dos opciones, dejar de comer o comprarme uno más grande… que difícil elección…

El día acabó como empezó, muy bien. En sofá ajeno viendo algo totalmente vergonzoso por la tele. No puedo decir que fue porque juramos no desvelarlo, nuestra reputación está en juego. Sólo puedo decir en nuestra defensa que la botella de vino que casi acabamos igual contribuyó a nuestra enajenación.

El domingo escuché esta canción… no la recordaba pero siempre me ha inspirado buen humor, de las de cantar a pleno pulmón… he puesto la letra en plan karaoke pero va un poco rápido…








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