viernes, 27 de febrero de 2009

¡No se hable más!

Hoy mi ipod me ha jugado una mala pasada y es que, como dice cierta escandinava que conozco, a veces la ‘randomagia’ puede resultar muy peligrosa:

Tanto como amigos ya es de mañana,
fuimos definiendo la amistad de madrugada, de madrugada,
y nos enmarcamos en oro,
todo brilla en esta habitación,
veo nuestras caras,
deslumbradas.

Y la tarde ya, será otro día, un día más,
llega otra estación, pero es igual que las demás
y la noche coge mal color:
vamos a decir que es amistad y ¡no se hable más!

Y aunque nos sabemos los mejores,
asistimos mudos al final... del verano,
y nos decoloramos,
y olvidamos todo aquel calor,
tras la puerta acechan como gatos,
todo lo perdido y todo lo encontrado.

Y la tarde ya será otro día, un día más,
llega otra estación pero es igual que las demás
y la noche coge mal color:
vamos a decir que es amistad y ¡no se hable más!
(Bea Concepción y Nacho Vegas)


Lástima que no tuviera un final feliz, pero la vida suele ser así de cruel.

martes, 24 de febrero de 2009

Pensar


¿Qué pasa cuando no consigues calmarte? ¿Qué haces cuando el nerviosismo y el desasosiego se apoderan de ti? La falta de control sobre uno mismo nunca he podido soportarla y por eso, cuando no soy dueña de mis actos todo se vuelve confuso y caótico. ¿Por qué mi cerebro no hace caso a mis órdenes y se dedica a mandar información errónea a mis neuronas? Yo quiero estar tranquila, llevar mi rutina y avanzar poco a poco pero la perversidad de ese órgano al que llamamos cerebro hace que me pase el día dándole vueltas una y otra vez a las mismas cuestiones tratando de buscar una respuesta a todas ellas. Se que no es posible, que puede que nunca lo sepa y que de momento lo único que puedo hacer es esperar a que pase esta sensación, darle tiempo al tiempo. Pero la impaciencia me corroe y no se si seré capaz. Hace un año todo era diferente, sabía lo que tenía y lo que podía esperar de ello, pero ahora… no se que va a pasar ahora. De momento he perdido algo que era muy preciado para mí y que, tal y como van las cosas, creo que nunca recuperaré. Ya es demasiado tarde para buscar culpables, ya no importa como llegamos hasta ahí o en que nos hemos equivocado. Ya es tarde para pararse a analizar nuestros hechos y los de los demás, ahora sólo queda soledad y agradables recuerdos. Y eso me pone triste y me da por pensar.